El programa de estudios del subsector de lenguaje en la sección Comunicación Oral señala: "La capacidad de escuchar es decisiva para el desarrollo de los objetivos transversales. Escuchar es recibir al otro, entrar en relación con él. Es responsabilidad de todos los subsectores lograr que esta recepción sea siempre positiva a través del respeto, el esfuerzo por entender al otro y la capacidad de reaccionar adecuadamente ante sus intereses y problemas.
INTRODUCCIÓN.
Escuchar y hablar son habilidades comunicativas esenciales que ha de desarrollar el niño en su paso por la escuela, aunque por supuesto, estas se inician desde las edades más tempranas en el marco familiar.
El medio lingüístico ejerce una gran influencia en este sentido: hogar, institución educacional, comunidad, medios de comunicación, constituidos todos como sistema de influencias; pero es sin duda, el trabajo sistemático de la escuela el que desempeña el más relevante papel.
La escuela debe tener entre sus objetivos, desde los primeros años, lograr que sus alumnos/as sean capaces de exponer sus ideas sobre temas diversos, con fluidez, tono y volumen de voces adecuadas y una buena pronunciación, y además, enseñarles a escuchar.
En la práctica, estas metas están lejos de alcanzarse. Muchas veces el fracaso escolar está relacionado directamente con deficiencias en la escucha y la expresión oral, pues no hay hábito de escuchar ni se le atribuye ninguna importancia a esta habilidad y tampoco hay un trabajo sistemático y planificado para el desarrollo de la lengua hablada.
Por otra parte, los docentes no cuentan con material bibliográfico que orienten en actividades y estrategias para perfeccionar el habla y, mucho menos la escucha, lo que no favorece el trabajo pedagógico en relación con la expresión verbal.
Realizar algunas consideraciones sobre el nivel alcanzado por los alumnos/as en su lengua hablada, y en el desarrollo de la habilidad de escuchar, valorar algunas de las posibles causas de las limitaciones que aún se observan y proponer variantes para resolver las insuficiencias, constituye el propósito del presente material
¿Qué entendemos por "escuchar" y "hablar"?
En general, los términos escuchar y oír son utilizados indistintamente, cuando en realidad no significan lo mismo.
Como lo señala la profesora chilena Cecilia Beuchat:
El oír se refiere a la recepción física de las ondas sonoras a través del oído. Escuchar, en cambio, incluye además de oír, la capacidad de recibir y responder al estímulo físico y utilizar la información captada a través del canal auditivo.
La comprensión auditiva y el lenguaje oral están estrechamente relacionados, tienen numerosos aspectos en común; para lograr un adecuado desarrollo de la expresión oral debe favorecerse conjuntamente el trabajo por la escucha: seguir órdenes, ordenar secuencias de acontecimientos vistos o escuchados, seleccionar claves para construir el mensaje del hablante, entre otros pueden contribuir a este fin. Para un aprendizaje efectivo y para una participación exitosa en la vida es necesario garantizar por todos los medios que los niños atiendan y se concentren.
Hasta hace algunas décadas "escuchar" no se había concebido como meta de aprendizaje; se pretendía que los niños y niñas supieran escuchar sin haberles enseñado. Hoy se concibe la escucha como un elemento indispensable en el proceso de la comunicación.
Es importante aprender a distinguir los distintos tipos de escucha:
Atencional: cuando el oyente atiende para obtener información y poder participar activamente. Se utiliza con mucha frecuencia en el aula para escuchar órdenes, instrucciones, mensajes.
Analítica: cuando el oyente analiza el mensaje para responder o resolver alguna cuestión, si llega a emitir un juicio estamos entonces ante un "escuchar crítico" . Esta forma pude manifestarse al escuchar para responder preguntas o para dar su opinión.
Apreciativa: cuando se escucha para disfrutar y deleitarse como goce espiritual y estético. Se utiliza al oír música, una obra literaria, entre otros.
Marginal: cuando no constituye una actividad principal sino que escuchamos los sonidos que están en otro plano como los sonidos del ambiente, la música, entre otros.
Existen numerosas acepciones para el término hablar, en el diccionario de la Real Academia de la Lengua aparece como: articular, proferir palabras para darse a entender; comunicarse las personas por medio de la palabra, expresarse de uno u otro modo.
El habla es una función aprendida, de ahí la importancia del papel que desarrollan la familia, la escuela y el medio en general. La educación de la lengua oral lleva implícitos dos elementos básicos y necesarios y que se complementan mutuamente; la elocución y la pronunciación.
La elocución es la expresión de los pensamientos mediante la palabra; la forma o manera de exponerlos no es igual en todas las personas: elegante y fluida, vulgar o torpe, lánguida e inexpresiva o vivaz y expresiva. A estas características personales suele llamarse estilo. Las cualidades esenciales que caracterizan la elocución o el estilo propio de cada hablante, son:
Claridad, por la cual comunicamos los pensamientos a los demás con toda su integridad.
Propiedad, implícita en la cualidad anterior, consiste en emplear voces que expresan exactamente lo que se quiere decir.
Naturalidad, esto es, expresarse sin afectación ni artificio.
Expresividad, empleo de la fuerza y entonación adecuada al contenido de lo que se dice en cada momento.
La pronunciación implica articular y acentuar bien y tener una emisión debida y agradable de cada palabra y de todo su conjunto.
Es preciso que el alumno hable pero se debe tener en cuenta que solo puede hablarse de lo que se conoce y comprende, de los acontecimientos vividos que conservan todo su valor afectivo. Por ello hay que atender desde los primeros años, y de forma sistemática, qué se dice y cómo se dice.
Esto equivale a prestar atención
A aspectos referidos al contenido propiamente dicho, y otros relacionados con la forma: fonéticos, lexicales, estructurales.
¿Qué problemas presentan los alumnos y las alumnas?
Para determinar las dificultades que presentan los alumnos y alumnas en el desarrollo de la escucha y de la expresión oral, es esencial recurrir a un diagnóstico detallado que ponga de manifiesto cuáles son las insuficiencias que presentan cada uno para determinar las causa que las origina.
Los alumnos y alumnas no poseen el hábito de escuchar y esto no constituye una prioridad de la escuela. Al respecto es necesario resaltar que existe un limitado conocimiento sobre los aspectos que influyen en una buena audición, se presta poca atención a las premisas necesarias para lograr un ambiente que favorezca la escucha y no se planifican actividades que desarrollen esta habilidad en los estudiantes.
- Limitado conocimiento de los factores que influyen en el acto de escuchar.
Acto de escuchar es un complejo proceso que tiene un basamento fisiológico que entraña una conducta lingüística, los que son necesarios descomponer para brindar a los alumnos y alumnas la debida atención.
Es importante conocer el funcionamiento del oído para determinar si hay alguna afectación que provoque una audición deficiente.
Pero también es necesario conocer si el alumno percibe y discrimina adecuadamente, si comprende lo que oye, su nivel de atención y concentración y su memoria auditiva.
- El Desconocimiento de las premisas necesarias para lograr un ambiente adecuado.
En muchas ocasiones este proceso se ve afectado porque se desconocen elementos esenciales que deben tenerse en cuenta, como son: el silencio; el respeto a la palabra ajena; la necesidad de atender y pensar en lo que otros icen; la disciplina que entraña pedir la palabra; esperar a que termine el interlocutor; no hablar a coro o simultáneamente con otros; no manifestar gestos de impaciencia mientras los demás hablan; adoptar una posición que permita observar al que habla.Estos elementos deben constituir el punto de partida y guía para el desarrollo de la habilidad de escuchar en los alumnos y alumnas.
El insuficiente desarrollo de la expresión oral de los alumnos tiene su origen en falta de claridad y pobreza en la expresión de las ideas, limitaciones en el empleo del vocabulario, poca naturalidad o falta de expresividad al hablar, poca fluidez y dificultad en la articulación y en la pronunciación e las palabras.
- Pobreza de las ideas y falta de claridad al expresarse.
La pobreza de ideas está originada por limitaciones en el conocimiento del contenido que se trata, por falta de vivencias a las cuales referirse o por no ser un tema sugerente o significativo para el estudiante.
La falta de claridad está provocada además por una mala estructuración de las ideas, pobreza de vocabulario, limitaciones de carácter lingüístico (poca coherencia, errores de concordancia, retrocesos, uso de muletillas, entre otros).
- Poca naturalidad, expresividad o fluidez.
Cuando el alumno se expresa con lentitud o con poca expresividad, esto lo puede ocasionar inhibiciones provocadas por deficiencias en su articulación, o por limitaciones físicas, mentales, ambientales, o por timidez.
- Dificultad en articular y pronunciar las palabras.
El alumno al hablar incurre en cambios, omisiones, adiciones, retrocesos originados por problemas en la articulación correcta de determinados sonidos o desconocimiento del léxico.
El diagnóstico desempeña un papel importante para distinguir si la causa es articulatoria, para dar la atención de especialistas necesaria.
Hay otras causas que de forma general influyen en las deficiencias señaladas anteriormente, como son:
Ø Poca ejercitación de la lengua oral;
Ø Pobre la participación de los alumnos/as en las actividades que se programan;
Ø Aceptación indiscriminada de todo lo que el alumno/a dice sin hacer las necesarias correcciones ante el error;
Ø Abuso de determinados procedimientos o recursos en detrimento de otros;
Ø Insuficiente diagnóstico de las dificultades reales de los estudiantes, para trazar estrategias a partir de sus potencialidades;
Ø Experiencia social limitada; influencias ambientales negativas; y
Ø Excesivo énfasis en aspectos formales o convencionales durante el trabajo con la lengua oral.
¿Qué elementos son necesarios tener en cuenta para desarrollar adecuadamente las habilidades de escuchar y hablar?
Para lograr el desarrollo adecuado de las habilidades de escuchar y hablar, debe tenerse presente:
Ø Brindar un adecuado modelo al hablar y escuchar a los demás.
Ø Rectificar oportunamente a los alumnos/as.
Ø Favorecer la participación de todos.
Ø Desarrollar el hábito de escuchar.
Ø Atender que la posición de los asientos posibilite que todos se vean cuando sea necesario y se mire a la persona que habla.
Ø Pensar en lo que el otro dice.
Ø No manifestar gestos de impaciencia mientras hablan los demás.
Ø Solicitar la palabra, no interrumpir, no hablar simultáneamente.
Ø Esperar el turno para intervenir.
Ø Tener conciencia del valor del silencio.
Ø Seleccionar temas o textos significativos, para motivar la espontánea participación.
Ø Estimular la creatividad y el desarrollo de la imaginación.
Hola me parece muy interesante el tema de la escucha, estoy por concluir la licenciatura en educación especial y precisamente, mi documento recepcional trata sobre la escucha y como lo mencionas arriba, son muy pocos los autores que hablan sobre ello.
ResponderEliminarMe gustaría que saber si me podrías proporcionar tus referentes bibliograficos para sustentat el trabajo que estoy realizando.
De antemano te lo agradezco.
lorena_champy@hotmail.com
Saludos.