miércoles, 5 de agosto de 2009

CÓMO ES QUE RATÓN PÉREZ ESUCITA Y DEJA DE LLORAR CAPERUCITA

CÓMO ES QUE RATÓN PÉREZ RESUCITA Y DEJA DE LLORAR CAPERUCITA

La pobre Cucarachita Martina estaba tan triste, que se sentó a llorar a la puerta de su casa.

En eso pasó un pajarito y le dijo :
-¿Cucarachita Martina, ¿Por qué lloras?
La cucarachita contestó suspirando:
Porque el ratón Pérez
Se cayó en la olla
Por la golosina de la cebolla.

-Pues yo como pajarito me cortaré el piquito.
Marchó el pajarito y, ala verlo, una paloma le preguntó:
-Pajarito , ¿por qué te cortaste el piquito?
- Porque el ratón Pérez
Se cayó en la olla
Por la golosina de la cebolla
Y la cucarachita
Suspira y llora.
-Pues yo, como paloma,
Me cortaré la cola.

La paloma fue a beber a una fuente y ésta le preguntó:
-Paloma, ¿por qué te cortaste la cola?
Porque el pajarito
Se cortó el piquito;
Porque el ratón Pérez
Se cayó en la olla
Por la golosina de la cebolla
Y la cucarachita
Suspira y llora.
-Pues yo como fuente secaré mi corriente.

Mariquita, la criada del rey, fue por agua a la fuente y, al ver que estaba seca, le preguntó:
- Fuente, ¿por qué has secado tu corriente?
Porque la paloma
se cortó la cola
Porque el pajarito
Se cortó el piquito;
Porque el ratón Pérez
Se cayó en la olla
Por la golosina de la cebolla
Y la cucarachita
Suspira y llora.
-Pues yo como Mariquita ,
Voy a romper mi jarrita.


Cuando volvió al palacio, le preguntó a la reina:
¿Por qué rompiste la jarra, Mariquita?
-Porque la fuente
Secó la corriente;
Porque la paloma
se cortó la cola
Porque el pajarito
Se cortó el piquito;
Porque el ratón Pérez
Se cayó en la olla
Por la golosina de la cebolla
Y la cucarachita
Suspira y llora.


-Pues yo como soy reina,
Me quitaré esta toca
Y me pondré otra negra.
Entonces el rey le preguntó a la reina:
-¿Por qué te has puesto una toca negra?

Porque Mariquita
rompió la jarrita
-Porque la fuente
Secó la corriente;
Porque la paloma
se cortó la cola
Porque el pajarito
Se cortó el piquito;
Porque el ratón Pérez
Se cayó en la olla
Por la golosina de la cebolla
Y la cucarachita
Suspira y llora.

Pues yo, como soy rey ,
Me quito la corona
Y echaré a correr.
Corriendo y volando llegó el rey a casa del médico del palacio y le dijo:
-Doctor, hay que salvar al ratoncito Pérez.

El médico cogió su maletín y en un minuto llegó a casa de la cucarachita Martina.
Detrás de él iban el rey y la reina, Mariquita, la paloma y el pajarito.
Entre todos sacaron al ratón Pérez de la olla lo acostaron y le dieron un cocimiento de espinacas y unas píldoras de vitaminas que recetó el doctor.

Al poco rato el ratoncito Pérez abrió los ojos, estornudó y se sentó en la cama.

Cuando la cucarachita Martina vio que su ratoncito estaba sano y salvo, corrió a la cocina y se puso a hacer engrudo para pegar el piquito del pajarito, la cola de la paloma y la jarra de Mariquita.
La reina, muy contenta, fue a cambiarse la toca negra por una colorada.
El rey recogió su corona y se la colocó muy derecha en su cabeza.
Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado…

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